War Horse (Caballo de batalla)
Andar hacia atrás, para acercarse al caballo, al animal. Silvarle como lo hacían los indios para llamar a los Caballos (primer viaje al pasado). Andar hacia atrás para revivir la vida del padre, sobre todo la guerra, para intentar ver lo que vió, como el mismo Spielberg, para tener una sola imagen que da horror, porque es la de una explosión que abre la tierra, como la de la tierra dura arada gracias a la lluvia, pero que se inicia en los canales del jersey que teje la madre y continúa en las trincheras. Hombres como semillas enterrados para que algo dé fruto. Una sola imagen que es la de la mirada del caballo, que abre el infinito, el agujero por el que cae Alicia.
Que ternura la de Spielberg que se siente caballo atrapado entre alambres de espino, y que es cariñosamente liberado con caricias de ambos bandos, porque sabe que él nace del vínculo que hace esa bala entre su padre y el «japo» malo, porque no hay western sin malo, porque como en el Hombre que mató a Liberty Valance, James Stewart sólo es la criatura que se hace a partir de John Wayne y Lee Marvin (Liberty Valance), de una imagen, de esa bala.
Recuerdo ahora esas palabras de María Zambrano en que diferenciaba un bando del otro durante la guerra civil por lo que decían las canciones de los soldados, los nacionales cantaban que iban al frente a matar y los republicanos a morir. La diferencia quizás era el grado de conciencia. En los toros para matar hay que recibir una cornada simbólica, recibir para dar (muerte).