— buscando el hilo

Henri Cartier-Bresson

Henri Cartier-Bresson, París, Francia, 1992

En un fragmento de un vídeo dentro de la magnífica exposición “Henry Cartier-Bresson” realizada por el Centre Pompidou de París, en colaboración con la Fundación MAPFRE, con la participación de la Fondation Cartier-Bresson, se ve como Cartier-Bresson se mueve por la calle con su pequeña Leica sacando fotografías. En su forma de moverse se puede entender algo de lo que supone su fotografía. Baila acompasándose con el objeto fotografiable, normalmente en movimiento, inscribiendo una línea en el paisaje como un trazo virtual de ese movimiento que le permite estar retratado en todas sus fotos, pero a la vez invisible, pues el disparo se produce en el momento del giro, en el espacio donde ha estado pero en ese baile ya no está, quedando solo lo otro con lo que se produce la danza, el paisaje, normalmente atravesado por el movimiento de lo humano.

Ese trazo de su movimiento dibuja también una órbita alrededor del planeta, como rollo de película sensible que envuelve el Globo, similar al de algunas cabeceras de noticiarios de la época, imagen de contacto registrando algo de la sensibilidad de la Tierra en el momento en que esta revela lo que se llamará el inconsciente colectivo.

Don de la invisibilidad el de Bresson que retrata individuos o grupos como parte del paisaje que los hace, como la expresión móvil de este, el trazo que ligeramente se despega de la tierra que lo contiene en movimiento permanente. Por eso Bresson acabará dibujando, pues entiende que la fotografía no puede detener, sino contener el rastro del movimiento. Rastro del que nacen los dibujos de su última etapa, que vacían de imagen el trazo, memoria del baile, del cuerpo que se libera en sombra.