Crash
Después del bombardeo constante de consejos sobre seguridad vial, casi resulta un alivio haber sufrido un accidente de coche.
J. Ballard
Por primera vez estamos atrayendo hacia nosotros una psicopatología benévola. Por ejemplo, el choque de un automóvil resulta un hecho más fecundo que destructivo.
Vaughan en Crash
Parto de hombre*
Sólo de un hombre herido nace una criatura.
Respirar por la herida.
Un hombre abierto pone fecha a nuestra era.
2.000 años para construir un hombre sin hueco, y ahora hay que romperlo.
El skinhead como icono grita ¡Rómpeme!
El coche es la extensión del individuo, un yo que ocupa mucho.
Los turismos, ataúdes, los descapotables, camas.
A James B., tras el accidente inicial le empieza a sobrar
el cinturón y la circulación se espesa.
Los coches del final son todos descapotables abollados bajo la lluvia,
y desaparecen las normas de circulación para los personajes.
Sólo de un hombre herido nace una criatura.
Como en Alien, la entrada del bicho por la cara,
en el primer accidente de Crash un cuerpo extraño penetra violentamente en el coche–yo.
Desde este primer accidente todos los coches van siendo penetrados, chocados y abiertos, liberando la energía sexual que según Vaughan mediatiza la sexualidad de los que lo han vivido con una intensidad que es imposible que se dé de otro modo. Esta potencialidad del interior del automóvil está anunciado simbólicamente en la primera secuencia, donde vemos un enorme angar lleno de aviones.
Esta energía sexual, que es sin duda la que enciende la chispa de la vida, es la que está representada en el Alien–bicho–y antes en Frankenstein, etc. Recordar la admiración del androide por el alien bicho que poseía todo lo que a él le faltaba.
Intentar reproducir–representar accidentes famosos, es lo mismo que buscar el alien o interpretar una sexualidad de actos transgresores. El deseo de poseer el secreto del padre, que es el secreto de la creación. Como en Finnegans Wake o Frankenstein, otra vez.
Evocar la primera salida de Alien de un cuerpo, la erección más hermosa de la historia del cine. La de un niño–adolescente que se descubre por primera vez asombrado ante un órgano que no responde únicamente a la ley de la voluntad.
Sólo de un hombre herido nace una criatura.
Cronenberg–Ballard presenciando su propio alumbramiento, para alumbrarse él. Pues no hay accidente más importante para uno que el de la propia concepción.
Estrella el coche de mi madre para que yo pueda nacer.
La representación del accidente de Jane Mansfield, que se prepara a lo largo de la película, se nos presenta en un primer momento como real, y lo es, aunque nazca como representación. En ese espacio trascendente reúne Ballard por primera vez a Vaughan–Catherine. Se abren coches de los que se extraen personas. Podríamos encontrar símiles con el espacio quirófano. A continuación en el el coche de Kennedy bajo el agua de un tren de lavado, Ballard asiste por el espejo retrovisor al encuentro sexual de Catherine y Vaughan, pero contado de tal manera que parece que le está extrayendo algo del sexo.
Catherine es la única que no ha tenido un accidente, no sólo no está herida, sino que posee una belleza digital, de infografía. «- Quizá la próxima vez», le dice Ballard al encontrarla inmaculada después de autoprovocarle un accidente.
La tecnología digital, sin interferencias, sin ruido.
0 y 1, femenino y masculino.
Existence.Una película posterior de Cronenberg anuncia el final de la era del sida.
Cuando una tecnología nos llega es porque ya está obsoleta.
¡Volverá a correr sangre roja por nuestras venas!
El biopuerto, el hombre con agujero —la consola de juegos— una criatura.
El amante de M. Butterfly ya lo anuncia; o el cuerpo que se abre como una cremallera en El almuerzo desnudo.
Sólo de un hombre herido nace una criatura.
Representar el accidente de la concepción para devolver la energía que se nos entregó. Para ser, sin yo. Un hombre sin coche.
El artista es un chip hipersensible con miles de heridas.
Tras una mujer preñada hay un hombre concavizado.
Una cámara de cine.
Parto de hombre.
* Respondiendo a un amigo que me pregunta por este film, reproduzco aquí actualizado un artículo que escribí hace algunos años para la revista de creación El signo del gorrión