Life
No hay posibilidad de retrato sin intercambio, sin ser también el otro. Dennis Stock conoce a James Dean y se reconoce, pero sobre todo encuentra en él algo que le falta y desea o necesita, algo que tiene que ver con la pulsión del fotógrafo, “algo puro que quiero atrapar”, señala el mismo Stock. Quizás lo que este reconoce en Dean es ese extremo en el que la vida no es representable. Límite que en la fantasía del actor es trascendible por la velocidad.
En la secuencia central del film James cuenta a Dennis la muerte de su madre y su viaje con el féretro en un tren. Cuenta como de los juegos de niño con su madre surge el actor y como la aceleración del tren alivia su dolor. Con la interpretación y la velocidad reúne femenino y masculino, madre y padre, presentando una peculiar ofrenda al arquetipo del ángel caído, que la industria del cine decide elevar a uno de sus más destacados altares. Hollywood desde entonces no ha dejado de correr, como intentando cumplir con esa fantasía de Dean y con ese relato en que la caja con la muerta va en el vagón de atrás (la cámara de fotos y la fotografía) y la locomotora imprime el movimiento capaz de animar esa imagen, devolviendo la vida al muerto (el cine). No por azar el film se titula Life y sitúa a su protagonista (un fotógrafo) asomado al precipicio de la representación.
Dennis desea abandonar el confort de la foto fija y la alfombra roja, frontera que se rompe en una conversación entre iguales, estrella y fotógrafo, en uno de los estrenos. James exigirá a Dennis hermandad a cambio, lo introduce en su casa familiar como uno más, convirtiéndolo en su gemelo, en su Rómulo, aceptando el encuadre cómo ese recuadro que el amamantado por loba trazará sobre una colina mientras asegura muerte al que lo traspase*. Stock acepta el intercambio, entendiendo que no hay posibilidad de retrato sin abrazo, y que ese abrazo te saca del vagón de atrás, lugar que sabe James nunca abandonará salvo en veloz caída.
Life rompe con la fantasía de la velocidad y la distancia a la vez que niega y afirma la metáfora de la cámara como arma o disparo. No en vano muchos de los fotógrafos de Magnum serán reporteros de guerra, haciéndose soldados para poder fotografiar soldados, exponiéndose al disparo, para poder disparar.
* Rómulo y Remo no se ponen de acuerdo con el sitio donde fundar la ciudad de Roma y deciden consultar el vuelo de las aves, al modo etrusco. Rómulo ve más y para delimitar la nueva ciudad trazó un recuadro con un arado en lo alto del monte Palatino, jurando matar al que lo traspasase. Remo cruzó con desprecio ese límite por lo que su hermano lo mató erigiéndose en el primer rey de Roma.