
El título es la clave, en este caso literal, pues Bresson otorga a Fontaine la habilidad del hacker, del que sobrescribe el código de su condena con los alambres del somier, mantas y una cuchara; como si la palabra del padre necesitará de rectificación que la libere de lo secreto, de la muerte de lo ya escrito, de la literalidad como cárcel del sentido, como ausencia del otro, de lo otro,
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