— buscando el hilo

Hunger

ambre muralcelda

Hunger es la coartada de McQueen para regresar al hombre primitivo, al propio, el que traemos incorporado en la memoria, sea cual sea el formato (ADN, arquetipo…). Regresa a la cueva donde nace el artista plástico, seguramente en las puertas del lenguaje*. Recrea las “protestas de la manta y sucias” de los presos del IRA al principio de los 80 para explorar el límite de lo humano, que sitúa en una especie de útero inconcebible, cueva primitiva, que otorga a la prisión una dimensión de territorio mítico, donde los tabúes de la violencia, la intimidad, e indirectamente la sexualidad, son liberados. La llave es la H de esa huelga de “ambre” del 81 que en el límite de la humanidad, intenta arrancar el ser del cuerpo, vaciado en lienzo de sudario impregnado, y resultando en una especie de graffiti rupestre del que se desprende (con un solo gesto H-N) el nombre, el ser nombrado. “Ombre” tatuado a golpes, como signos capaces de cartografiar la ruta del ser encarnado, el mapa del tesoro, la puerta que abre el precipicio del lenguaje, y que encuentra en H el asiento desde el que iniciarse en el relato, el nacimiento de la biografía, que probablemente sea el mismo que el de la “H”istoria.

* Alfred Tomatis sitúa al artista plástico en las puertas del lenguaje, como una experiencia conectada con fases perinatales.