— buscando el hilo

Agosto

Violet e hija en Agosto.

Una peli que profundiza en un núcleo familiar herido en lo materno. De ella sabemos que ha tenido una madre terrible que permitía a los ligues que se llevaba a casa le pegaran, él vivió durante años en un coche, a falta de casa materna que lo acoja.

Violet es adicta a las pastillas y tiene cáncer de boca, ha recibido teta tóxica.

Parece desvelar esta peli, que las drogas, especialmente las pastillas, tienen algo de sustitución ante una figura ausente o excesiva de madre, recuperan efecto de útero ante la falta de cuerpo simbólico que lo sustente. O dicho de otro modo, hay una herida en el arquetipo materno del árbol familiar y las pastillas-drogas adormecen ante la imposibilidad o dificultad de reparación.

Las joyas familiares tienen que ver con la herencia materna, especialmente las perlas, por su analogía con píldoras o semilla y su procedencia marina (la mére tan parecido a mer en francés).

Se podría decir que la pastilla sustituye la ausencia de perla-herencia, como si esa arenilla depositada por el padre no hubiera prosperado en perla por un femenino desvalorizado. Tiene que ver con el placer-conexión con la madre en la toma de teta y con el placentero (placenta) estado en el útero.

Las joyas de perlas y especialmente el collar o gargantilla (que además tiene una acepción sexual) parecen querer convocar fertilidad. Hay un momento en que se cuenta que Violet lleva las pastillas escondidas en el coño.

Pronto sabremos que Violet y Beverly tienen tres hijas (una constelación dedicada a reparar esa herida) que reunirá la desaparición del padre, ante la cual el relato familiar se muestra como una erupción volcánica que escupe lava ardiente.

Hasta entonces el padre había ejercido una labor de contención sustentada en su escritura, en su poesía, pero decide abandonar y permitir que ese embalse rompa aguas. Antes, introduce en la casa (casa horno hasta entonces, donde los periquitos no podían sobrevivir) la presencia de una mujer india que cocina bien; ligada a la tierra, a lo femenino. Con este gesto Beverly intenta traer de la raiz del árbol, un modelo femenino sano, que pueda reparar esa herida en la herencia de lo materno, y ejercer un corte en el relato familiar delirante, propiciando alimento nutritivo, no tóxico. Para ello, Beverly le entrega a la mujer india lectura y su escritura como herencia de lo paterno, restituyendo una pareja posible.

Al romperse las aguas, emergen (paralelo al cuerpo ahogado del padre), todo tipo de revelaciones y secretos, el más importante el que descubre a las chicas que su primo es su hermano, hijo de su padre y su tía.

Esa constelación de mujeres se activa como representación, como performance teatral, que en catarsis, busca vaciar de palabras esos cuerpos femeninos, como vómito del que ha sido envenenado, creando la posibilidad de hueco.