— buscando el hilo

Un été brûlant (Un verano ardiente)

Angèle y Frédéric en la caja cuadro

Un verano ardiente es una peli sobre la imagen, la sombra, el lienzo que desea arder. La lámpara del proyector acariciando la pelicula-piel, proporcionándole calor. De ahí esa mujer encarnada por la corpórea Monica Belluchi, deseada por esa constelación de ángeles que la rodea. No en vano el personaje se llama Angèle y es actriz en una aclamada película con “ángeles” en el título.

Angèle en el baile zootropo

Preciosa secuencia la fiesta-baile en el que todos acaban bailando en círculo (girando como sombras animadas en un zootropo) alrededor del fuego que componen Angèle y un hombre, danzando ardientemente en el centro. Imagen que nos recuerda a otra peli francesa que convoca el cine desde una casa y un dibujo que arde: Después de Mayo.

El prólogo con el que arranca la película no deja dudas, ese cuerpo de mujer reclamando y el marido-pintor estrellando su coche (El desierto rojo también parte del hecho de un coche que se estrella contra un camión).

El interior de ese coche, que es cuerpo femenino, será punto de partida para desarrollar un espacio primordial, la secuencia en la que pinta el cuadro donde Angèle llega por detrás acariciándolo mientras pinta y en la que Garrel crea una especie de caja con los bastidores de los lienzos que inevitablemente recuerda a Las Meninas y donde la imagen del lienzo y el cuerpo de la pareja enfrentan el ángel que desea cuerpo y el cuerpo que desea ángel (Angèle). Espacio que amplificado reconocemos también entre los decorados huecos de cinecittá, donde es Angèle la que actúa ante la cámara y es Frédéric el que intenta entrar. Aquí sucede algo misterioso, en mitad del rodaje de un plano, Angéle parece enloquecer pidiendo que corten e interpelando a alguien que no vemos: “¿y tu que miras?”. La cámara que antes vimos rodando desde lo alto de una grúa parece ser de donde proviene el subjetivo que muestra ese momento, como si la cámara de cine pudiera ver, (subjetiva y no objetivamente). Cámara (habitación), cuerpo también que dispara hacia adentro, como en esa extraordinaria metáfora del epílogo que enlaza directamente con el coche estrellado del prólogo y en la que el abuelo de Frédéric cuenta como durante la guerra, la escopeta que sostenía en sus manos apuntando recibe una bala en el mismo cañón, salvándole la vida. La escopeta convertida en cámara (imagen reiteradamente usada en el cine), como canal de concepción. El toro en la plaza, entra muerto por un canal similar al chiquero, por el que sale vivo inmediatamente. Estrellarse (hacerse estrella) para nacer o por lo menos ser concebido, quizás sólo deseado. ¿Será la imagen del deseo la que construye ese espacio primordial?, ¿una especie de imagen llave?.

En paralelo nace el hijo de Paul y Élisabeth, pareja espejo, que durante el “verano ardiente” han compartido casa, espacios de reflexión, habitaciones-cámara.